La montaña del cielo

Este relato no es un relato campista, pero si tiene connotaciones viajeras, lo oí de un anciano cerca de Tiznit al Sur de Agadir y la montaña a que hace referencia, realmente existe, cercana al Valle del Ourika en la cordillera del Anti Atlas

LA MONTAÑA DEL CIELO

Cuando una parte de la tierra es eleva y sus habitantes creen poder tocar por las noches las estrellas con las manos ,en el lugar donde Atlas sujetó el mundo, existe una cordillera que lleva su nombre y se extiende por todo Marruecos, el Atlas medio, el Gran Atlas y el Anti Atlas, en ese apartado lugar habitan las serpientes con orejas las Najas Aies.,las víboras cornudas que los seguidores de Sidi Ben Aisa, los aissaouas utilizan en sus ritos, colgando aros en sus orejas ,las mas venenosas, las mas terribles.

Perdidos en un lugar donde ni siquiera existe conciencia de relación, Vivian un hombre y su mujer, en sus ya largos años de matrimonio, no habían tenido descendencia, y lo que en una sociedad como la suya seria objeto de repudio, y algo aberrante. Para el hombre no tenia ninguna importancia, porque el hombre amaba a su mujer, amaba las arrugas de su cara y los surcos de sus manos, amaba las redondeces de sus caderas y amaba su respiración cuando yacía con él en el lecho.

Si antes, cuando era mas joven no la repudió ni tomó otra esposa por no haberle dado hijos, no lo iba ha hacer ahora cuando esas arrugas y esos surcos, se habían formado a su lado, correspondiendo cada uno de ellos a un periodo de su vida en común.

El hombre trabajaba la tierra con ahínco, tratando de sacarle fruto con su sudor de cada día, pero todo en vano, las inclemencias del tiempo, unas veces, la excesiva humedad otras, estropeaban invariablemente la cosecha
Por ello la mujer cuando alboreaba, partía para buscar algo que les permitiera subsistir, caracoles, espárragos, raíces, o tal vez algún animalillo.

Y así transcurría los días, uno tras otro, a lo largo del tiempo y del espacio
El día que el hombre bajo al zoco para proveerse de lo poco que podía adquirir, su alma se estremeció porque oyó un rumor, una historia que pasaba de unos a otros y estremeció su alma cuando cada mañana veía partir a su mujer.,
Una serpiente, una horrible serpiente, que había mutado y se transformó en monstruo, acechaba por los caminos, según se decía, su cuerpo asemejaba al de un toro pero lo mas terrible de esa historia es que se alimentaba de carne humana.

Insistió e insistió para que ella no saliera en busca de aquello que les era tan necesario, pero ella, un día y otro y otro continuó marchando a su labor de búsqueda
Aquel amanecer era como los demás amaneceres, caminaba por un sendero pedregoso entre las montañas, cuando, de súbito, escuchó un si sibilante ruido que le hizo girar la cabeza
Ante sus ojos, una horripilante y terrible serpiente, negra, brillante con unas desmesuradas orejas que le colgaban a cada lado de su cabeza, muda por el terror al principio y después, un largo y desgarrador grito….
EL eco transmitió el sonido de roca en roca, y de peña en peña, hasta donde estaba el hombre .una suplica surgió del corazón de este, El Creador el que ve y oye todo, escuchó el gemido de dolor mudo del hombre.

El Misericordioso, El Eterno, El Omnipotente, El que ordena el cielo y la tierra dictó una orden
“montañas, la que salve primero a esa mujer formará parte de las montañas del Paraíso”
Las montañas oyeron el mandato Divino y se precipitaron presurosas para aplastar al monstruo.

Pero una llegó loa primera, El Yebel el Ajar, mientras aplastaba al monstruo, la sangre de este, salpicó los ricos y las rocas que la formaban, pero no quedó contaminada, puesto que Al Lal, El Sabio y Poderoso, Señor de todas las cosas convirtió el horrible liquido en cristalinos arroyos que hoy recorren sus laderas
El Yebel Ajar espera pacientemente la consumación de los siglos, sabe que la promesa se cumplirá

Ella formará parte del Paraiso

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PIKI SIERRA