Dan Pouzet y Marilena Oprean querían cambiar de vida, de forma de trabajar y pasar más tiempo juntos y con los niños. Éstos y otros factores les animaron a dar el paso y, en enero de 2007, iniciaron un viaje que sabían dónde, cómo y cuándo comenzaría, pero no su final. Él es arquitecto y tiene 41 años; ella es ilustradora y tiene 40. Los dos nacieron en Bucarest y se encuentran inmersos en un viaje alrededor del mundo junto con sus tres hijos: Matei, de nueve años, Vladi, de cuatro, e Ilinca, de dos años.

Marilena vivió durante diez años en Tenerife y realizó sus estudios universitarios en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna. Su hijo mayor, Matei, nació en la Isla, su padre es músico profesional y fue integrante de la Orquesta Sinfónica de Tenerife. En la actualidad está jubilado y reside con su mujer en Santa María del Mar. También su hermana está casada con un tinerfeño, por lo que es mucho lo que une a esta familia con Tenerife. "Son cosas muy personales que hacen que le tenga un cariño muy especial a la Isla, aunque aún no tenemos claro si terminaremos viviendo allí. El destino nos ayudará a tomar una decisión".

EL VIAJE A BORDO DE 'SIMON'

Dan fue quien propuso el proyecto y Marilena no se lo pensó dos veces. Él había tenido un accidente muy grave al que le siguió un incendio en el trabajo, por lo que sintió que éstas eran las 'señales' que le invitaban a un cambio. Ella estaba embarazada de Ilinca y Dan lo organizó todo. "Plantearnos un viaje así es mucho trabajo, porque tuvimos que vender todo, liquidar la oficina de Dan, cerrar cuentas, encontrar gente que se ocupase del correo, de hacienda, etcétera", explica Marilena.

El viaje comenzó el 23 de enero de 2007 en Jacksonville (Florida, EEUU). En un principio, habían calculado estar cuatro años, aunque han optado por dejar los planes futuros en manos del destino. A principios de 2009, cuando se cumplan dos años, estarán en Patagonia, y allí esperan una nueva 'señal' que les diga si seguir por Asia y Europa o parar, porque parten de la premisa de que esta aventura tiene que ser un placer. "Si alguno se harta, bien los niños o nosotros, terminaremos el viaje, pero si todo va bien, continuamos".

'Simon' es el nombre con el que han bautizado la caravana a bordo de la que viajan y en la que viven. Se trata de una Iveco de 166 caballos y dobles ruedas a la que le han hecho algunos arreglos para mejorar la autonomía y comodidad (paneles solares, depósito de agua suplementario, calefacción a gasoil, etcétera). Sus dimensiones son de 7,2 metros de largo, 2,35 de ancho y 3,2 de alto, y fue transportada a bordo de un buque ro-ro desde Francia hasta Estados Unidos, donde se reencontró con "su familia".

Durante este año y medio ya han visitado Florida, Tejas, Nuevo Méjico, Utah, Arizona, California, Vancouver, Alaska, Canadá, Méjico, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá. En cada sitio permanecen un tiempo concreto en función de lo que esperen de él o de las posibilidades que les ofrece, mientras que hay otros lugares de los que se marchan más pronto porque no encuentran los recursos que precisan, como agua o comida, y 'Simon' tiene una autonomía de unos tres días.

Esta familia amante de la naturaleza va estableciendo el itinerario de tal forma que puedan visitar parques nacionales o lugares a los que siempre quiso ir, como el bosque de Sequoia, Shiprock o los Badlands. También le fascinan los vestigios de culturas diferentes -Machu Pichu, Palenque, Teotihuacan...- e intenta además disfrutar de los museos.

Sin embargo, a medida que ha ido transcurriendo el viaje, Marilena y Dan se han ido dando cuenta de que hay que elegir, porque todo no se puede ver. "Queríamos llegar a la costa este del continente americano, pero eran demasiado kilómetros. Hay tanto que ver que tuvimos que elegir entre correr para verlo todo o disfrutar visitando menos cosas pero con tranquilidad, a nuestro ritmo", dice Marilena, quien indica que han dejado de ver mucha costa y selva amazónica debido al calor.

La seguridad es otro factor a tener en cuenta. Los Pouzet Oprean descartan acercarse a lugares conocidos por ser inseguros o con altos riesgos de contraer enfermedades, aunque por ahora no se han encontrado con ningún problema importante. No obstante, prefieren ser precavidos (sin llegar a ser fatalistas) y nunca conducen de noche, no dejan objetos de valor en la caravana cuando ellos no están y, si les surgen dudas, van directamente a la policía para recibir información.

En cuanto al presupuesto, en un principio se fijaron un gasto diario de 50 dólares, aunque estos planes no pudieron cumplirse en países como Estados Unidos o Canadá, más caros de lo que esperaban. El país más barato que han encontrado es, de momento, Ecuador, y esperan que Bolivia lo sea aún más para poder equilibrar los gastos y lograr que la media final sea de esos 50 euros al día.

Entre las incomodidades, Marilena destaca el tener que aprender o casi "inventar" un nuevo modo de vida y establecerle un ritmo para poder encontrar tiempo para descansar y organizarlo todo dentro de 'Simon', pero subraya que las ventajas son innumerables. "Estamos realizando nuestro sueño en vez de quedarnos soñando, pasamos más tiempo en familia, hacemos cada día un fabuloso ejercicio de autoconocimiento, tolerancia y comunicación, estamos trabajando al cien por cien y, sobre todo, descubrimos que el mundo no es tan malo y tan peligroso como lo pintan".

'SIMON': COLEGIO, CASA Y OFICINA

También hay días en los que tienen que acercarse a las ciudades en busca de Internet, herramienta mediante la que Marilena y Dan continúan desempeñando sus profesiones. Él tiene trabajo constante y ella ocasional, pero aseguran que esta vida nómada no impide continuar la labor que antes realizaban. Hasta ahora no han tenido problemas para encontrar Internet, gracias a la tecnología wi-fi, aunque en América del Sur han tenido que recurrir muchas veces a los cyber cafés.

Mientras tanto, los niños hacen sus estudios en el Centro de Educación Nacional a Distancia del Gobierno francés. Por lo general, intentan realizar la tarea por la mañana y mantener los fines de semana libres, y hacen hincapié en materias como matemáticas, francés e inglés. "Es esencial mantener la constancia en el trabajo; para el mayor ha sido un poco difícil hasta ahora, porque era el único que tenía tarea, pero a partir de septiembre su hermano pequeño le acompañará", indican sus padres.

Matei empezó el viaje con siete años y ahora cumplirá nueve; Vladi tenía cuatro y está a punto de cumplir seis, e Ilinca empezó con 11 meses y ahora tiene dos años y medio. Cuando Dan y Marilena les dieron a conocer el proyecto, no se quejaron de nada, aunque sí quisieron estar seguros de que encontrarían sus juguetes a la vuelta. "Les dijimos que íbamos a ver volcanes, lagos, salmones y pingüinos, así que estuvieron encantados". Como una de las anécdotas más curiosas, cuentan que Matei, al ver las cascadas del parque Yosemite, preguntó: "¿Y estas cascadas funcionan día y noche?"

¿Y DESPUÉS QUÉ?

Los Pouzet Oprean están ahora en Barranca, Perú, a 200 kilómetros de Lima y de camino a Paracas para, a continuación, seguir hacia Cusco. Después esperan ir hacia Bolivia, luego a Chile y finalmente a Argentina. Si en Patagonia deciden que continúan adelante con esta aventura, contada con detalle en su 'cuaderno de Bitácora' (index general), les gustaría seguir por Japón y China, aunque son conscientes de la dificultad de llegar hasta allí. El continente africano lo dejan para otra ocasión, para cuando los niños crezcan un poco más.

Para llegar a Asia, posiblemente tengan que hacerlo por Europa. Dan iría con 'Simon' en barco (unas tres semanas) y Marilena y los niños en avión, con escala en Tenerife para visitar a la familia. Cuando toda esta historia llegue a su fin, no esperan tener problemas para adaptarse a vivir en un lugar fijo, ni ellos dos ni los niños. "Vlad ya nos dice que le gustaría tener un jardín para poder plantar fresas y tomates, y Matei quiere ir a vivir en Tenerife, lugar que conoce muy bien y que identifica con la familia".

A Marilena le gustaría tener una casa ecológica y realizar nuevos proyectos de ilustración. Dan está anticipándose un poco al futuro para que cuando terminen el viaje, no se encuentren sin trabajo o sin dinero. "Cuando haces un viaje como éste, tienes que imaginar cómo quieres que continúe la vida después para que la vuelta no te coja desprevenido. Sería un desencanto terrible, así que hay que tener las ideas claras en líneas generales", destaca ella.

A los dos les gustaría realizar más proyectos juntos y siempre en beneficio del planeta. "Queremos hacerlos para las generaciones que siguen y a quienes tenemos la responsabilidad de dejarles un lugar mejor para vivir del que hay ahora, donde puedan aflorar nuevos proyectos de vida respetuosos con la vida. En realidad este camino ya está emprendido; ya veremos por dónde sigue y a dónde nos llevará".

fuente: Canarias al Día - Portada