Iniciado por
D.Pablo
Madrid. Mediados del siglo XX. Mes de julio, tal día como hoy, un calor insoportable.
En el seno de una familia acomodada, decidió venir a este mundo ingrato un niño, pequeñito como todos, llorón como casi todos, de aspecto saludable, más bien tirando a hermoso, bueno muy hermoso, el angelito pesaba más de 4 kg y bastante sufrió su pobre madre en el alumbramiento. Sus padres al verlo, lo primero que pensaron es que a un niño así no podían ponerle solamente un nombre ... así que le pusieron tres. Primero Pablo, nombre de gran tradición en la familia, segundo José porque el padrino que le asignaron a la criatura respodía a ese nombre y tercero Enrique, porque en aquel tiempo era el Santo del día y claro había que encomendarlo a alguien importante.
La criatura tuvo una infancia muy entretenida, siempre viajando, de un lado para otro, en unos trenes que tardaban una enormidad en hacer el recorrido entre Madrid y Algeciras, en unos barcos enormes, blancos, pesados y humeantes que en un pispas te llevaban al otro lado del Estrecho. Y así, saltando de una orilla a otra pasaron los años y aquella criatura siguió creciendo y creciendo...
Por hoy ya vale, no quisiera cansarles. :neutral:
Muchas gracias D. Zeta por su detalle al acordarse de semejante acontecimiento, siempre esta Vd. al quite y no se le escapa ni uno. Y a los demás. lo mismo, muchas gracias por vuestras felicitaciones.