BASTA YA

Algunos tenemos niños, bien de nuestras esposas y, con frecuencia, por accidente. Es rentable aprender a dominar la situación. Después de estudiar detenidamente el asunto, he llegado a dos grandes conclusiones. Una es que se dicen muchas estupideces sobre “la gente que trata a sus hijos como a animales”. Tratar a los niños como a animales, sobre todo como perros, parece del todo razonable: se les dan palmaditas en la cabeza y se les rasca detrás de las orejas. Se les ponen comidas sencillas en platos irrompibles (La comida de los niños es muy parecida a la de los perros. Me apuesto lo que queráis a que no distinguís un potito de hígado de una buena comida de perros) Y también se les adiestra.

Al niño se le habla con el mismo tono de voz que al perro y se le dicen casi las mismas cosas a los dos: “Te has portado muy mal”, “¡Bájate de ahí!”, “¡Siéntate!”. A todos los casados nos encantan los perros, y también nos encantarían los niños si nuestras Isas nos dejaran enseñarlos a rastrear.

Mi segunda conclusión es que todo el mundo sabe educar a los niños, salvo las personas que los tienen.

Lo que yo hago para tratar con niños es lo siguiente:

De cero hasta dos años.- Me pongo un paquete de cigarrillos vacío en la nariz que haga de cuerno, me pongo a cuatro patas e imito a un rinoceronte furioso, roncando con brío.

Este truco los deja paralizados por un shock nervioso. En cualquier caso dejan de llorar.

Si son hijos de los demás, no se te acercaran ya en todo lo que quede de día. Si son los tuyos, tiene otra ventaja adicional: si lo haces ininterrumpidamente hasta que la criatura alcance la mayoría de edad, no te traerá nunca amigos a casa.

De los dos años a los cuatro.- Sugiero que les dejéis puestas las manoplas todo el año, tanto dentro como fuera de casa; así no pueden meter los dedos en los frascos del armario de los licores.

De los cinco a los diez.- Los niños a esta edad deben pasar todo el tiempo posible ante el televisor. La televisión les muestra a los adultos como seres viles, aficionados a las peleas, a las armas de fuego y a otras formas de violencia. No es fácil que un niño con esa imagen discuta con nosotros. Además, los niños que ven suficiente la tele aprenden que los adultos solucionamos muchas de nuestras disputas con persecuciones de coches y los críos no son bobos, saben perfectamente que no son bastante altos para pisar el acelerador y ver por encima del volante al mismo tiempo. Si el tuyo si puede, el que se quedará más tiempo viendo la tele serás tú.

De los once a los treinta.- A los niños mayores se les debe inculcar el sentido de la responsabilidad. Dales algo que cuidar, algo que atender, algo con que encariñarse ¿Por qué no todo aquello que tu Isa ha responsabilizado sobre ti?. Recuerda que si no lo haces, tendrás que quemar la casa para que salga de ella.

Por la vida, ilis