Mis primeros recuerdos de Marruecos son los de un niño, moreno, guapete, pantalones cortos, sandalias de plástico, , correteando por las blancas calles de Tetuán, de casa de mis abuelos al bazar del moro que vendía de todo, y lo que nunca se me olvidará es la voz ronca, profunda, de mi abuelo diciéndome: “Pablito, ten cuidado que no hay moro bueno” y qué razón tenía (¡).

Todos los años busco, y afortunadamente encuentro, la excusa, el motivo para hacer una pequeña escapada a Marruecos y este año ha tocado Diciembre, una semana por el sur del país, pisando arena y viviendo la realidad de sus gentes. Realidad triste, sucia, dejada, realmente da pena comprobar como poco a poco se van degradando sus monumentos, sus reliquias históricas, cómo se van llenando de basura y desperdicios cualquier solar, incluso en las ciudades importantes.




pulsa aquí para seguir leyendo en formato libro

pulsa aquí para descargarte el relato en formato PDF


Nota aclaratoria: desde el formato libro puedes descargarse en pdf tanto el relato completo como una o varias páginas.