12-08-2007

Para muchos, el turismo de acampada constituye una filosofía de vida; para otros significa no tener que rascarse el bolsillo para disfrutar de unas vacaciones; y también están los ávidos por probar nuevas experiencias. En cualquier caso, este tipo de ocio cuenta con un gran número de seguidores, que viajan con sus tiendas y muchas ganas de conocer mundo.
Este es el caso de los Mouga, una familia francesa que durante estos días recala en las instalaciones municipales de El Brillante. «No es la primera vez que venimos, porque tenemos amigos aquí. Nos encanta Córdoba, pasear por la ciudad. La gente es muy simpática y hay muchas cosas que ver», comentaron. Sólo pasarán en la ciudad dos días, «porque después nos vamos a la Costa del Sol», dijeron.
Es algo típico: que Córdoba sea una zona de paso. Y es esta la razón por la que la estancia media no supera los tres días.
Los Arenas-Sillero también permanecerán poco tiempo en El Brillante. Proceden de Barcelona y ya han visitado lugares como León y Toledo. «Ahora nos tocaba Córdoba. Nunca la habíamos visitado y, aunque hace mucha calor, merece la pena», indicaron.
Esta familia reconoció ser campista «hasta la médula». Viaja con su todoterreno por toda España y cada verano idean una ruta nueva. «Nuestros niños (tienen dos, uno de 13 y otro de 15 años) ya saben que somos unos trotamundos y que nos encanta conocer nuevos lugares. Muchas personas no llegan a entender que prefiramos dormir en nuestras tiendas de campaña, sin las comodidades que puede tener un hotel, pero es que de ese modo podemos estar en contacto con la naturaleza y, además, ahorrarnos un dinerito sin renunciar a hacer lo que más nos gusta: viajar», dijo el patriarca, Francisco Arenas.
Sin embargo, irse de acampada también tiene sus riesgos. «Una vez, hace ya varios años, en El Chorro (Málaga) mi mujer sufrió una caída y lo pasamos mal hasta que llegamos al centro de salud más cercano. Te arriesgas a muchas cosas, eso está claro, pero para nosotros no es un impedimento, sino un aliciente. ¿A quién no le gusta la aventura?», comentó.
Reconoció que viajar con niños «te hace estar más alerta ante lo que pueda pasar. Vas con cuidado. Pero nosotros siempre recalamos en cámpines homologados; nunca hemos hecho acampada libre».
María, que ha contratado con su pareja dos noches en el campin El Brillante, coincide con los Arenas. «Tienes más libertad y a mí, personalmente, me encanta dormir bajo las estrellas».
Comenzó a ir de acampada con sus amigos en su tierra natal, Madrid, «y la verdad es que me enganchó. De hecho, mi novio y yo comenzamos a salir en una acampada y, desde entonces, siempre que podemos cogemos el coche y la tienda y nos ponemos en marcha».
Con la naturaleza
Esta joven de 29 años se definió como una «amante de la acampada libre», pero dijo que «es más complicado porque en la mayoría de los parajes está prohibido. Tienes que ir mucho más preparado, porque no cuentas con las comodidades de una ducha o servicios, pero tiene un encanto especial».
Y esa búsqueda de lo salvaje, de la aventura tan demandada por los visitantes constituye el principal reclamo de los cámpines, que se publicitan como «lugares tranquilos y acogedores, donde poder escapar del bullicio de las ciudades y estar en pleno contacto con la naturaleza».

fuente: ABC.es: cordoba - cordoba - Con la canadiense a cuestas